Por Hugo Macchiavelli
“Celebremos este triunfo como corresponde” dijo anoche Alberto Fernández en el cierre del acto tras el cierre de los comicios en los que el oficialismo perdió por casi nueve puntos. El presidente fue más allá, en su inverosímil discurso y llamó a festejar en miércoles en el Día de la Militancia. El PJ le dará su apoyo al presidente, mientras desde el kirchnerismo mirarán con cierto recelo que se resume en el gesto que tuvo Máximo anoche mientras Massa y Alberto aplaudían la victoria ficticia. Perdieron la elección, el quórum en el Senado y en los distritos más importantes. Fue, tal vez, la peor elección del peronismo desde el inicio de la democracia, si se analizan algunos distritos. La prensa internacional también remarca la pérdida del gobierno en la elección de ayer. Sin embargo, el presidente -en un nuevo rasgo de extravío- intenta contarnos otra historia: nos dice a todos que hay que festejar su victoria de un Frente de cada vez menos. La idea de ocupar la centralidad de la escena del presidente cuya imagen negativa no para de crecer muestra su propia debilidad: es como cuando alguien levanta la voz en una reunión porque nadie lo escucha: tal vez por eso, como un manotazo de ahogado, grabó un mensaje con estilo de autoayuda. Se lo notaba fuera de tono y forzando un anuncio que ni los propios reconocen: habló de un plan plurianual para acordar con el Fondo y con la oposición. Un rato antes, mientras hacíamos una gran cobertura especial desde aquí en AM 540, Cristina Fernández aseguraba que no estaría en el búnker del FdT por razones de salud y según la recomendación médica que parece llegar un poco tarde: el tuit de la vicepresidente fue a las 19:15. Muchos leen esto mensaje como parte del escenario que viene. Mi amigo el guionista y escritor Mario Gruskoin dice que “Después de los resultados de ayer ya se empiezan a percibir los movimientos del cristinismo para tomar distancia de lo que hasta hace poco era su gobierno. No sabemos si habrá entre ellos una ruptura total, o se mantendrá un tiempo más el frágil acuerdo actual. Pero si hay un indicio más que claro que las dos fechas electorales del 2021 cambiaron el equilibrio interno del gobierno es que se empieza a oír cada vez con más frecuencia la muletilla «ah, pero Alberto”…
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