Nada es para siempre, canta Fabiana Cantilo, una sobreviviente del Rock Nacional que estrena nuevo álbum acústico y revive lejos de sus fantasmas y adicciones. Para muchos analistas, esa expresión aplica -a un poco más de una semana de las elecciones- para referirse al presente político. Una nueva realidad de esa dirigencia caudillista que empieza su era otoñal, antes de los cuarteles de invierno. El mini reinado que construyó Alperovich en Tucumán está en decadencia. El senador de licencia debe afrontar una causa por abuso sexual sin fueros y se recluye con mucha inquietud en una de sus grandes estancias en la localidad de Yerba Buena. Supo ganar tres elecciones seguidas; una por casi un 75 por ciento de los votos a favor y ahora está en retirada. El otro que ve el final del camino político es Insfrán. Si bien ganó en la provincia, perdió en la capital formoseña pese al plan platita y a todo el aparato clientelar. Nada es para siempre dice la canción que podría estar dedicada a muchos Barones del Conurbano que se van retirando. Y en esa etapa pareciera estar el kirchnerismo. Así como pasó con el alfonsinismo, el menemismo y el dualdismo; también ocurre con un sector del gobierno que supo tener su esplendor y hoy mira de reojo con nostalgia esos primeros años de esta década. No solo por la pérdida de votos en los principales distritos, en la provincia de Buenos Aires y en la cuna en donde surgió el movimiento, en Santa Cruz; sino porque también perdió su poder en el Congreso: el quórum en el Senado y la mayoría absoluta en Diputados. Ya pasada la resaca de la Fiesta de la Militancia, la realidad muestra que el gobierno no es capaz de mostrar su presencia en el sur con otro muerto y el descontrol del Estado ausente y los vecinos tratando de defenderse de la locura terrorista y seudomapuche. La expresión del Canciller Bielsa frente al la victoria del candidato de derecha en la elección de Chile, muestra la desesperación del sueño de Cristina de transformarse en una líder regional de un movimiento de izquierda con eje en el Cono Sur, en Venezuela, Cuba, Nicaragua e Irán. Los dichos de Capitanich contra los medios y el periodismo, muestran esa impotencia. Las contradicciones en el acuerdo con el Fondo, la muestran debilitada y hasta tuvo que retirar a La Cámpora frente a la nueva etapa en la que Alberto intentará gobernar con el peronismo por primera vez desde que asumió el Frente de Todos. Nada es para siempre canta Cantilo, pero perfectamente podría ser un coro del kirchnerismo.